La mayor ilusión de Agaje era ver crecer a su hija, sin embargo, un tumor albergado en la fosa posterior derecha hacía peligrar su vida y su ilusión. Agaje no se rindió. Sin muchos recursos con los que contar, el equipo médico de la Fundación llevó a cabo una craneotomía en la que el tumor de Agaje fue extirpado. Tras siete largas horas de intervención, el joven padre pudo recuperarse junto a su mujer mientras observaba a su hija jugar. Hoy puede respirar tranquilo; verá crecer a su pequeña.